Caliente, pero no demasiado, es el mejor lema al ajustar la temperatura y ahorrar en invierno. Si tiene un termostato, intente ceñirse a los 21 ° C. Si tiene calefacción en la habitación y no está usando una habitación, no lo encienda, simplemente cierre la puerta. Puede parecer obvio, pero no coloque cosas como muebles entre su fuente de calor y usted. Y si necesitas un poco más de calor: coge una manta o ponte un jersey y estarás igual de calentito.
Si puede, apague el calentador durante la noche y use temporizadores para encenderlos nuevamente por la mañana. Es posible que haya escuchado que debe hacer funcionar su bomba de calor durante la noche, pero esto no es siempre así: para obtener consejos precisos, consulte el manual de funcionamiento de su calentador o hable con su especialista. (Hasta que reciba un consejo específico tenga en cuenta que una bomba de calor encendida consumirá más energía que cuando está apagada.
Para que su calefacción funcione de lo mejor posible, debe mantenerla en la casa: selle los huecos con burletes, bloquee las chimeneas que no uses, coloque tapones de aire debajo de las grietas de las puertas. Si tiene pisos de madera, las alfombras mantendrán las cosas calientes. Piense en cerrar las cortinas temprano cuando se pone el sol y abrirlas cuando el sol pueda entrar.
Sea lo que sea que use para calentar su hogar, asegúrese de que encaje. Si establece una temperatura y el calentador tiene dificultades para llegar allí, o si realmente tiene que subirlo para sentir el cambio de temperatura, probablemente no sea del tamaño correcto. Del mismo modo, el sobrecalentamiento desperdicia energía que no necesita. (Si tiene una bomba de calor para una habitación individual no intentes hacer que caliente toda tu casa, no lo conseguirá).
¿Nuestro mejor consejo? Cada poquito ayuda… cada pequeño cambio en sus hábitos energéticos lo mantendrá calentito y bajarán sus facturas en energía.